Uno de los rugbiers no quiso salir en el documental y se picó todo dentro de la cárcel
A Thomsen no le habría gustado nada.
La participación de Máximo Thomsen en el reciente documental sobre el crimen de Fernando Báez Sosa, en el que expone su versión de los hechos por los que fue condenado a prisión perpetua, generó un fuerte impacto puertas adentro de la Alcaidía N°3 de Melchor Romero, donde cumple su condena. Lejos de beneficiarlo, su aparición pública reactivó tensiones con otros internos y derivó en un episodio que terminó afectando su situación carcelaria.
El altercado que motivó su traslado ocurrió el 12 de octubre, cuando Thomsen discutió y se enfrentó con otro recluso. Para evitar represalias y descomprimir el clima interno, el Servicio Penitenciario Bonaerense dispuso su inmediato cambio de pabellón y aplicó el protocolo de aislamiento preventivo, medida habitual ante incidentes entre detenidos.
Según fuentes penitenciarias, la exposición mediática que generó el estreno del documental alimentó el malestar entre los internos, quienes reaccionaron por la notoriedad que adquirió Thomsen. En contextos de encierro, cualquier episodio de alta visibilidad suele alterar los equilibrios internos y obliga a los guardiacárceles a reforzar la vigilancia para prevenir nuevos enfrentamientos.
Mientras tanto, otro de los nombres del caso volvió a quedar en el centro de la escena. Matías Benicelli, también condenado a perpetua, fue uno de los rugbiers que se negó a participar en el documental "50 Segundos". Junto a Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz -ambos con penas de 15 años- presentó un pedido judicial para impedir su difusión, argumentando que la producción afectaba su honor. La jueza rechazó la medida cautelar, al considerar que no estaban dadas las condiciones legales para bloquear su emisión.
Benicelli también se distanció del abogado Hugo Tomei y cambió de defensa, luego de que Thomsen lo señalara como quien habría iniciado el conflicto aquella noche en Villa Gesell. Su nuevo equipo jurídico aseguró que las pruebas fílmicas y testimoniales demostraban que él "no había pegado" y cuestionó que en el juicio no se le permitiera declarar cuando un patovica lo involucró.
El lanzamiento del documental reactivó así tensiones tanto dentro como fuera de la cárcel, sumando un nuevo capítulo a una causa que sigue generando repercusiones casi cinco años después del crimen.


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