Vida cruel

El mundo se le vino abajo, ídolo de River Plate ahora remisea para ganarse el mango

Llegó a salir campeón con el equipo de Núñez pero nadie lo reconoce, se hizo chofer porque de la gloria queda solo el recuerdo

QPJ Zapping

El ídolo de River y campeón del 75 que hoy se gana la vida como remisero. Conocido como "El Gringo", el ex futbolista ya tiene 74 años y regresó a su ciudad natal donde trabaja manejando un remis.

Héctor Ártico, más conocido como 'El Gringo' tiene actualmente 74 años y trabaja como remisero "de lunes a lunes", según contó en una entrevista para Infobae. En 1975 fue campeón de River y, tras muchos años de vivir en Buenos Aires, regresó a Colonia Caroya, su pueblo natal en la provincia de Córdoba.

Tras sus años de jugador, Héctor buscó un nuevo camino pasando por la gastronomía y la renta inmobiliaria. "Tuve un negocio de comidas que estaba muy bien ubicado y había hecho interesantes inversiones", contó en la misma entrevista. Sin embargo, las cosas no salieron cómo lo había planeado y fue perdiendo todas sus inversiones.

"Fue un momento muy duro, pero salí adelante con trabajo", aseguró. "Al poco tiempo comencé a manejar un remise, primero en Buenos Aires y actualmente, en Colonia Caroya", contó. "Un día me vine para pasear, me encontré con unos amigos, fuimos a un asado y conocí a un hombre que necesitaba un chofer para llevar y traer motores. Entonces me quedé acá e hice eso hasta la pandemia y ahora sigo con el remise", agregó.

Para Héctor no hay feriados o días de descanso y, si la noche anterior hubo un partido importante, los pasajeros saben que el chofer comentará fútbol con conocimiento de causa. Y es que el fútbol sigue corriendo por sus venas. "Me siguen recordando hasta el día de hoy", asegura orgulloso, con respecto a su trayectoria.

La carrera de Héctor Ártico, el ídolo de River

Héctor Ártico fue protagonista de las primeras ediciones de los torneos nacionales, vistiendo las camisetas de Talleres (1970) y Belgrano (1971). Más tarde se sumó, junto a Pablo Comelles, al plantel de River con Ángel Labruna como nuevo DT y a quien él hoy recuerda como su padre futbolístico.

"Ángel llevaba a River en la piel. Después de ganar un título, fuimos a jugar un amistoso en Viña del Mar contra Everton y perdimos 6-2. ¡Para qué...! Nos encerró una pieza del hotel y nos dijo de todo", contó y luego agregó: "Se puso serio y tenía lágrimas en los ojos: ?Esto no puede pasar nunca más. Piensen bien si quieren volver a ponerse la camiseta de River'. Pegó el portazo y se fue".

El título de 1975 significó algo especial en el corazón del hincha de River, porque exorcizó los fantasmas de tantas frustraciones: "Pese a la enorme diferencia que sacamos en la primera rueda, en las revanchas Boca se nos fue acercando y estuvo ahí nomás. Por suerte fuimos campeones, porque si no la historia hubiese sido muy dolorosa para todos", recordó Ártico según detalla Pronto.

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