Conmoción

Tres hermanas fueron halladas sin vida y varios familiares quedaron detenidos

El padre, la madre y uno de los hijos quedaron tras las rejas.

QPJ SOCIEDAD

El asesinato de tres hermanas afganas en Canadá volvió a poner en debate el horror detrás de los llamados "crímenes de honor". El caso, ocurrido en 2009, estremeció a todo el país cuando la policía encontró un auto sumergido en el canal Rideau, en Kingston, con los cuerpos de Zainab (19), Sahar (17), Geeti (13) y la primera esposa de la familia, Rona Mohammad Omar.

Lo que en un principio parecía un accidente vehicular pronto se transformó en una de las investigaciones más escalofriantes de la historia reciente, indicó La 100 Radio. Mohammad Shafia y su segunda esposa, Tooba Mohammad Yahya, habían denunciado la desaparición de sus hijas, pero la autopsia y las pericias contaron otra historia: las jóvenes fueron asesinadas en nombre del "honor familiar".

Un control extremo y una "deshonra" intolerable

Mohammad Shafia, un empresario afgano que había emigrado a Canadá tras hacerse millonario, ejercía junto a su esposa Tooba un férreo control sobre sus hijas. Las adolescentes ya habían sido advertidas por "comportamientos inapropiados", como vestirse a la manera occidental o mostrar interés en relaciones afectivas.

La tensión llegó al límite cuando el padre descubrió que Zainab tenía novio. Según las grabaciones recuperadas por la policía, el padre aseguró en privado que "preservar el honor" justificaba cualquier decisión, incluso la violencia extrema.

Un crimen planificado

El 30 de junio de 2009, los vecinos reportaron que un vehículo estaba sumergido en el canal Rideau. Dentro, la policía encontró a las cuatro mujeres sin vida. Rápidamente surgieron dudas: había daños sospechosos en otro auto de la familia, declaraciones contradictorias y rastros que indicaban un plan deliberado.

La hipótesis final fue contundente: los cuerpos fueron colocados dentro del auto, el vehículo fue empujado hacia el agua usando otro coche, y la muerte se produjo por asfixia seguida de ahogamiento.

Un juicio histórico y condenas ejemplares

El juicio comenzó en octubre de 2011 y se convirtió en uno de los procesos judiciales más resonantes de Canadá. Declaraciones en cuatro idiomas, pruebas de amenazas previas, informes de violencia familiar e incluso documentación falsa dejaron al descubierto la trama completa.

El 29 de enero de 2012, el jurado declaró culpables a Mohammad Shafia, a Tooba Mohammad Yahya y a su hijo mayor, Hamed, por cuatro asesinatos en primer grado. Recibieron cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 25 años.

Para la Justicia canadiense, el caso representó "uno de los crímenes más atroces cometidos en Ontario" y dejó un mensaje claro: ninguna tradición cultural puede justificar el asesinato.

Años después, la condena se mantiene firme

Los tres condenados intentaron apelar, pero la Corte Suprema rechazó todos los recursos en 2016. Actualmente continúan presos en cárceles federales, mientras que el caso sigue siendo analizado como uno de los ejemplos más extremos de violencia ejercida bajo la excusa del "honor".

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