Sin celular hasta los 13 años: el pacto entre varios padres de una escuela
La iniciativa, conocida como Pacto Parental, ya se expandió a otras provincias y reavivó el debate sobre la hiperconexión infantil y la responsabilidad de los adultos.
Un acuerdo entre apenas veinte familias de sexto grado de una escuela privada de Mendoza se transformó en pocos días en un movimiento que suma cientos de padres en todo el país. Se trata del Pacto Parental, una iniciativa que propone retrasar la entrega del primer celular propio hasta los 13 años y postergar el uso de redes sociales hasta los 16, con el objetivo de reducir el impacto de la hiperconexión en la salud mental de niños y adolescentes.
La propuesta surgió en el colegio San Nicolás y rápidamente trascendió el ámbito escolar. Los padres crearon un grupo de WhatsApp, el sitio web pactoparental.org y un manifiesto que define el acuerdo como "un compromiso colectivo para acompañar, cuidar y poner límites en un mundo que empuja a la hiperconexión".
La clave del pacto, explican sus impulsores, es que sea colectivo. "Si no se hace en grupo, no funciona", señalan. La presión social aparece como uno de los principales motivos por los cuales muchos chicos acceden al celular antes de tiempo, aun cuando no exista una necesidad real.
Una preocupación compartida
Ignacio "Nacho" Castro, comunicador y uno de los padres que impulsó la iniciativa, aseguró que la alarma se encendió al advertir el impacto del uso intensivo del celular en la infancia. "La industria está diseñada para capturar la atención a fuerza de notificaciones y estímulos constantes. Nuestros hijos no están preparados para eso", sostuvo.
La lectura del libro La generación ansiosa, del psicólogo social Jonathan Haidt, terminó de consolidar la idea. Según relatan los padres, el cerebro de un niño menor de 13 años no está preparado para la descarga de dopamina que generan los dispositivos y las redes sociales. En uno de los casos, al revisar el celular de un chico de 11 años, detectaron más de 150 notificaciones diarias.
Cambios visibles y expansión
Quienes ya aplicaron el acuerdo aseguran que los cambios no tardaron en aparecer. Menos tiempo frente a la pantalla se tradujo en más juegos al aire libre, nuevas formas de vincularse y actividades recreativas. "Lo que al principio parece un sacrificio, termina siendo una oportunidad", coinciden varios testimonios.
La iniciativa comenzó a replicarse en Córdoba, Buenos Aires y otras provincias, mientras las adhesiones crecen día a día a través de la web del movimiento.
Un debate que trasciende Mendoza
El Pacto Parental se inscribe en un debate global. En Australia, el gobierno avanzó recientemente con la primera prohibición a nivel mundial del acceso a redes sociales para menores de 16 años, obligando a plataformas como TikTok, Instagram o Snapchat a eliminar millones de cuentas. España evalúa aplicar una medida similar en 2026.
En Argentina, la discusión también se alimenta desde otros espacios. Recientemente, la ex legisladora porteña Ofelia Fernández presentó el documental ¿Cómo ser feliz?, donde analiza el impacto de la hiperconectividad en la salud mental de los jóvenes y cuestiona la presión de estar siempre disponibles.
¿Un pacto para todos?
No todos coinciden con la iniciativa. La psicoanalista Gimena Sozzi advirtió que no existe una solución única. "Antes que prohibir, es necesario leer qué función cumple el celular en cada niño y en cada familia. No hay un pacto que funcione igual para todos", señaló.
Además, el debate también interpela a los adultos. Muchos padres reconocen que el acuerdo los obligó a revisar su propio vínculo con el celular. "Mi hijo me dijo que yo estaba todo el día con el teléfono, y tenía razón", admitió uno de los impulsores.
Mientras el Pacto Parental sigue creciendo, la discusión queda abierta: cómo poner límites en la era digital, qué rol cumplen los adultos y de qué manera acompañar a chicos y adolescentes para que crezcan con más presencia, menos pantallas y vínculos más saludables.


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