Robó el auto familiar, salió de fiesta y lo hizo pedazos contra un árbol

Un grave choque ocurrido durante la madrugada de este miércoles en el barrio porteño de Nueva Pompeya terminó con dos personas heridas, un auto completamente destruido y un joven de 20 años demorado por la Policía. El dato que generó mayor indignación fue que el conductor había robado el vehículo a su propio tío para salir con amigos.

El siniestro vial se registró cerca de las 7 de la mañana sobre la avenida Amancio Alcorta al 3600, cuando un Chevrolet Corsa circulaba a alta velocidad, perdió el control e impactó de manera brutal contra un árbol del separador lateral. La violencia del golpe dejó el rodado inutilizable, con el techo aplastado y restos de metal y vidrio desparramados sobre la calzada.

Dentro del vehículo viajaban cinco jóvenes, tres varones y dos mujeres, que regresaban de una salida nocturna. Como consecuencia del impacto, una joven de 24 años sufrió politraumatismos y cortes profundos, por lo que fue trasladada de urgencia al Hospital Penna. Otra acompañante también resultó herida, aunque con lesiones leves. Ambas fueron asistidas por personal del SAME.

Minutos después se confirmó que el auto no pertenecía al conductor, sino que era propiedad de su tío, quien se presentó en el lugar visiblemente alterado al ver el estado del vehículo. "Lo usaba para trabajar, estaba nuevo", expresó entre gritos, según relataron testigos.

De acuerdo a fuentes policiales, el joven presentaba signos de conciencia alterada y quedó demorado, no solo por el choque sino también por la denuncia de robo del automóvil, lo que podría complicar seriamente su situación judicial. Además, será sometido a un test de alcoholemia.

La explicación que dio ante los efectivos llamó la atención: aseguró que perdió el control porque se le cruzó un gato negro y trató de esquivarlo. Sin embargo, los investigadores sostienen que el exceso de velocidad fue un factor clave, algo que quedaría respaldado por la magnitud del impacto.

En el lugar trabajó personal de la Policía de la Ciudad, que realizó las pericias correspondientes. Si se confirma la presencia de alcohol en sangre y la conducción imprudente, la aseguradora podría rechazar la cobertura, dejando al propietario del auto frente a un importante perjuicio económico.