Polémico

Dante Gebel, el pastor que incomoda al mileísmo y seduce a un electorado cansado

Mientras la Argentina transita un escenario de contrastes económicos y sociales, una figura inesperada empieza a alterar el tablero político y enciende alarmas entre libertarios, peronistas y sindicalistas.

QPJ JUJUY

Mientras la Argentina transita un escenario de contrastes económicos y sociales, una figura inesperada empieza a alterar el tablero político y enciende alarmas entre libertarios, peronistas y sindicalistas. Se trata de Dante Gebel, el pastor mediático que llena teatros, evita definiciones partidarias y deja flotando una pregunta incómoda: ¿puede ser candidato presidencial en 2027?

Con Javier Milei sosteniendo el superávit fiscal y una inflación a la baja, pero con pobreza aún alta y un desempleo cercano al 7-8%, el humor social sigue marcado por el desgaste. En ese clima, Gebel aparece como un fenómeno disruptivo: no promete una revolución ideológica ni reivindica viejas banderas, sino que apela a la empatía, la cercanía y un mensaje transversal que cruza credos y tradiciones políticas.

Su gira "PresiDante", que combina humor, relatos personales y reflexiones profundas, agota funciones en todo el país. El silencio estratégico sobre una candidatura, lejos de apagar versiones, las potencia. Y eso inquieta especialmente a los libertarios, que ven en él un posible competidor por un electorado clave: el mundo evangélico, que hoy representa aproximadamente uno de cada cinco argentinos.

No es un dato menor. La Libertad Avanza logró captar parte de ese sector, incorporando incluso diputados evangélicos a su bloque. Sin embargo, el ajuste económico y ciertas decisiones oficiales abrieron fisuras. En ese espacio de desencanto, Gebel se posiciona sin confrontar, con un discurso menos áspero que el del Presidente y más enfocado en la experiencia humana.

El malestar no es exclusivo del oficialismo. Peronistas, sindicalistas y analistas coinciden en que el pastor rompe moldes. El sindicalista Juan Pablo Brey llegó a señalarlo como alguien capaz de unir sin etiquetas partidarias rígidas, una rareza en un país donde la participación electoral cayó al 68%, el nivel más bajo desde el regreso de la democracia.

Con más de tres décadas de trayectoria, estadios llenos desde los años noventa y una megaiglesia en California que le da proyección internacional, Gebel no surge de la marginalidad política ni mediática. Es un outsider con bases sólidas, autonomía financiera y llegada directa a la gente, sin depender de estructuras partidarias tradicionales. Justamente por eso genera incomodidad.

Entre los libertarios, algunos lo miran como un riesgo para el respaldo evangélico que acompañó a Milei; otros sospechan de un armado "desde arriba". En el mundo evangélico, en cambio, hay miradas divididas: mientras unos celebran su apertura, otros lo consideran demasiado mediático. Y en los medios, las críticas van desde su postura conservadora histórica hasta la idea de que su show sea un ensayo político cuidadosamente calculado.

Lo cierto es que Gebel obliga a todos a recalcular. Como advierten consultores políticos, perfiles moderados y empáticos podrían captar al voto indeciso, ese que suele definir elecciones. Frente a un estilo confrontativo como el de Milei, el pastor propone humor, vulnerabilidad y diálogo, incluso hablando públicamente de su Asperger y de sus propias contradicciones.

De cara a 2027, Milei sigue apareciendo como favorito en los sondeos. Pero la política argentina rara vez es lineal. La economía, el humor social y los liderazgos inesperados pueden cambiarlo todo. Si Gebel decide dar el paso, no solo competiría por votos: pondría en evidencia que el electorado argentino es diverso, fluido y menos predecible de lo que muchos creen.

En esa incomodidad -sobre todo entre los libertarios- está la clave de su irrupción. Porque cuando alguien logra inquietar a todos al mismo tiempo, es señal de que algo nuevo se está moviendo.

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