Viven otra realidad

¡Vergonzoso! Un senador gana lo mismo que 31 jubilados

Los legisladores se aprobaron un aumento del 4%. Pasarán a cobrar 9,5 millones de pesos. También hubo aumento para el personal del Congreso.

QPJ Política

En una Argentina golpeada por la inflación, la recesión y los ajustes que se sienten con fuerza en los hogares de miles de familias, la Cámara de Senadores de la Nación decidió, una vez más, otorgarse un aumento salarial que los posiciona en una realidad completamente alejada del ciudadano común. Según trascendió, las dietas de los senadores superarán los $9,5 millones mensuales, una cifra que indigna y desconecta aún más a la política de la calle.

El nuevo incremento surge tras la paritaria firmada este martes por los trabajadores del Congreso. Este ajuste impactará también en las dietas de los legisladores, que ya habían tenido un aumento en marzo, luego del descongelamiento salarial aprobado con escándalo en la Cámara Alta.

¿Cuánto representan $9,5 millones?

Poner en contexto ese número ayuda a dimensionar la distancia entre la política y la realidad del ciudadano promedio. Con un haber mínimo jubilatorio de $304.723,93, el sueldo mensual de un senador equivale a más de 31 jubilaciones mínimas. Es decir, un solo legislador cobra lo mismo que 31 jubilados que apenas logran cubrir sus necesidades básicas.

En comparación con el salario mínimo vital y móvil, que hoy está en $313.400, un senador gana lo mismo que 30 trabajadores con sueldo mínimo. Y eso, sin contar los adicionales, pasajes, viáticos o fondos de representación que muchas veces no se transparentan del todo.

Un Congreso con sueldos dorados

El aumento no solo beneficia a los senadores. Un trabajador del Congreso con menor rango pasará a cobrar $653.000 brutos, mientras que aquellos en la categoría séptima alcanzarán los $1,1 millón. En tanto, un director de comisión cobrará $2,3 millones en bruto. Montos que están muy por encima del promedio nacional.

Una clase política cada vez más lejos

Mientras la clase media se achica, los comedores escolares colapsan y los jubilados deben elegir entre remedios o comida, en el Senado se siguen autoasignando privilegios con una liviandad que genera indignación. El contraste entre quienes legislan y quienes los votan no puede ser más evidente.

El relato del ajuste y la austeridad no llega al Congreso. En la Cámara Alta, los discursos de empatía con "el esfuerzo del pueblo" chocan con recibos de sueldo millonarios y decisiones tomadas a espaldas de la sociedad.

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