Un libertario fue clave para que un condenado por corrupción asuma como concejal

Un nuevo escándalo sacude a la política salteña y vuelve a poner en discusión el discurso anticasta de La Libertad Avanza. En San Lorenzo, el concejal libertario Carlos Maldonado votó para que Ernesto Fernando "Kila" Gonza, exintendente condenado por corrupción, asuma como concejal, pese a que su situación judicial sigue abierta y podría derivar en una pena de prisión efectiva.

Gonza fue condenado en 2022 por fraude a la administración pública y peculado de servicios, con una pena inicial de tres años de prisión condicional e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Sin embargo, la falta de celeridad judicial permitió que la condena no quede firme. En noviembre pasado, el Tribunal de Impugnación agravó la sentencia y ordenó una nueva audiencia para imponer una pena efectiva, que rondaría los cuatro años y ocho meses de prisión.

Aprovechando ese vacío, y tras ausentarse en reiteradas ocasiones a las citaciones judiciales, el exintendente logró asumir como concejal. Para que eso ocurriera, fue clave el voto del libertario Maldonado, quien se alineó con los hermanos Gonza y otros ediles para bloquear la suspensión del condenado.

Durante la sesión, el entonces presidente del Concejo, Juan Pablo Dávalos, propuso suspender provisoriamente a Gonza hasta que se defina su situación procesal, apelando a la figura de "incapacidad moral sobreviniente". La moción fue rechazada con los votos de Aldo Gonza, Agustina Rodríguez Laconi, Carlos Maldonado y el propio Ernesto Gonza, quien incluso participó de la votación.

La escena generó indignación dentro y fuera del recinto, ya que el libertario Maldonado no solo avaló la asunción de un dirigente condenado por corrupción, sino que luego fue elegido presidente del Concejo Deliberante como parte del mismo acuerdo político.

El episodio deja al descubierto una fuerte contradicción entre el discurso público de La Libertad Avanza, que se presenta como enemiga de la "casta", y las prácticas concretas de sus dirigentes en el territorio. Mientras en Salta un condenado por corrupción vuelve a ocupar un cargo público, la demora judicial y los acuerdos políticos vuelven a jugar a favor de los de siempre.