Palpalá, entre reuniones y promesas: la gestión de Rivarola sigue sin resolver el problema de fondo

En Palpalá, los problemas estructurales parecen repetirse cada año, pero lo que cambia son las excusas. El intendente Rubén Rivarola, en lugar de anunciar soluciones concretas frente a la crisis del agua y el deterioro urbano, celebra como un "avance" el hecho de mantener reuniones. Para él, el diálogo -no los resultados- es sinónimo de gestión.

Mientras asegura que "no se puede ir Estado contra Estado" y que "ya es un avance el interactuar para resolver los problemas", los vecinos siguen padeciendo pérdidas cloacales, baches profundos y cortes de agua que se agravan con el calor. La falta de control y planificación se hace cada vez más evidente, especialmente cuando se aproxima el verano, una época en la que la demanda aumenta y las temperaturas extremas intensifican las fallas del sistema.

El intendente reconoce que "el 90% de los grandes baches son por arreglos de cañerías" y que los recursos municipales "no alcanzan para solucionar" los problemas. Sin embargo, esas afirmaciones no van acompañadas de un plan real de inversión ni de medidas urgentes. La gestión parece reducirse a fotos de reuniones y declaraciones sin contenido.

La semana pasada, el barrio Santa Bárbara fue un ejemplo claro de esta inacción: los vecinos convivieron con líquidos cloacales desbordados hasta que Que Pasa Jujuy mostró la situación. Solo entonces hubo movimiento. Sin visibilización, nada se resuelve, y sin gestión, nada cambia.

Palpalá no necesita más reuniones, necesita decisiones. Mientras Rivarola insista en confundir gestión con diálogo, los problemas seguirán profundizándose y los vecinos seguirán pagando el costo de una ciudad sin planificación ni control.