Quién era el subcomisario de la policía que murió tras un operativo
Un subcomisario fue baleado en un operativo en Ciudad Oculta. El disparo le dañó la arteria carótida. Estuvo cinco meses en recuperación.
Durante un operativo por un caso de violencia de género en Ciudad Oculta, el subcomisario Enrique Mattiauda fue gravemente herido por un disparo. El hecho ocurrió en la madrugada del 21 de noviembre de 2024, luego de que la Policía recibiera un llamado al 911 alertando sobre un ataque en el Barrio 15, en Villa Lugano, Buenos Aires.
Mattiauda y su equipo, pertenecientes a la Comisaría Vecinal 8A, se encontraban replegándose cuando comenzaron a escucharse tiros. Así quedó registrado en un video grabado por uno de los efectivos. En medio del caos, el subcomisario fue alcanzado por una bala en el cuello.
La herida le comprometió la arteria carótida, por lo que fue llevado de urgencia al Hospital Santojanni. Luego, fue derivado al Hospital Italiano y, semanas después, trasladado al centro de rehabilitación neurológica Ciarec, en Villa Urquiza.
El oficial tenía programada una cirugía en el Italiano para reconstruir parte del cráneo afectado por el impacto. No resistió la intervención y falleció el sábado pasado.
"Él ya había sufrido un accidente cerebrovascular y, a partir de eso, tuvieron que hacerle una cirugía en la cabeza. Durante la intervención sufrió un nuevo ACV que afectó el hemisferio cerebral que tenía sano. No resistió", contó Silvina, una persona cercana a su familia, en diálogo con TN.
La misma fuente relató cómo fue el operativo. "Rescatan a una señora con un tiro en la pierna y la llevaron al Santojanni. Cuando los policías intentaban dar con la persona que disparó, desde adentro empezaron a los tiros", explicó.
Desde aquel día, Mattiauda atravesó un largo proceso de recuperación. "En el Italiano se despertó y, a fin de año, lo trasladaron al Ciarec. Tenía todo el lado derecho del cuerpo sin movilidad. No hablaba ni podía comer. Le tuvieron que enseñar a deglutir", detalló Silvina.
Con el tiempo, mostró algunas señales de mejoría. "De a poco empezó a mover la pierna derecha y a dar balbuceos. Él creía mucho en la palabra de Dios y lo primero que dijo fue ‘amén'. Era como un niño: teníamos que enseñarle a hablar otra vez", recordó.
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