Horror

"Me encontré con el monstruo arriba de mi hija": doloroso relato de la mujer que estuvo ahí

Mónica relató en primera persona el ataque salvaje de su yerno, quien apuñaló a su hija y a su nieta bebé en medio de la noche.

QPJ Policiales

El terror no avisa. Irrumpe en la quietud de la noche, transformando un hogar en una pesadilla de la que es imposible despertar. En San Francisco Solano, lo que comenzó como una cena familiar terminó con tres mujeres hospitalizadas y un hombre convertido en monstruo, prófugo de la Justicia. El relato de Mónica, la madre y abuela que enfrentó la furia para salvar a los suyos, estremece por su crudeza y pone una lupa sobre la violencia de género más brutal y repentina.

Todo sucedió después de que la familia se retirara a dormir. Mónica escuchó ruidos en la habitación contigua. "Pensé que era mi nietita, que había tenido fiebre", contó. Pero al abrir la puerta, se encontró con una escena dantesca: su yerno, Agustín Ramos (25), encima de su hija Kiara, ahorcándola con una mano y apuñalándola con la otra. "A mi hija también [la vi ensangrentada]. Todo fue muy rápido", describió con el coraje que solo da el instinto maternal.

"Me tiré encima de él", declaró. Su intervención física, un acto de valor desesperado, alteró la dinámica del ataque y le permitió a su hija liberarse y agarrar a la bebé herida. Pero el costo fue alto: Ramos la golpeó con tal fuerza que le quebró el pómulo en tres partes, dejándola con la necesidad de una cirugía reconstructiva. "Caí hacia atrás entre los muebles, rompí todo", relató.

Las consecuencias del ataque con cuchillo son profundas. La bebé sufrió cortes que requirieron puntos. Tanto Kiara como Mónica debieron permanecer internadas dos días. Lo más escalofriante, quizás, es la aparente normalidad que precedió al estallido. "Es la primera vez que esta persona ataca a mi hija de esta manera. Jamás la vi marcada", afirmó Mónica, aunque admitió haber escuchado discusiones. Su hija le juró que esa noche no hubo pelea alguna; estaban viendo una película cuando, de repente, la violencia explotó.

Este caso no es solo un intento de femicidio y violencia intrafamiliar; es la representación de un peligro latente que muchas veces opera en silencio hasta que es demasiado tarde. Ramos, ahora en la lista de los más buscados, es descrito por su propia suegra como un "femicida en potencia", una advertencia urgente para las fuerzas de seguridad y la sociedad.

El relato de Mónica deja una pregunta resonando en el aire: ¿cuántas señales mínimas, cuántas discusiones "normales", preceden a tragedias como esta? Su valentía al contarlo no solo busca justicia, sino que sirve como un llamado de atención brutal sobre los mecanismos de control y la furia que pueden esconderse detrás de una puerta cerrada.

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