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Fulminó a toda su familia, a una exnovia y a su jefe: uno de los policiales más sangrientos

Fueron 16 las personas asesinadas.

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Mató a 14 miembros de su familia, a una exnovia y a su jefe: quién fue Gene Simmons, el asesino de Arkansas.

"Todos los que me dañaron", fue la macabra justificación que dio cuando la policía lo detuvo. Fue condenado a muerte y ejecutado hace 35 años por una inyección letal.

"Por fin se hace justicia", dijo el hombre y se sometió con mansedumbre a la acción de los guardias. Llegó a la camilla arrastrando los pies, con el traje de presidiario algo sucio, una barba muy larga y descontrolada y la mirada vacía. Se acostó en la camilla, le ataron las extremidades, una especie de faja sostenía su torso y una tira con velcro inmovilizó su cabeza. Dos hombres con delantales le instalaron los catéteres en los brazos e inyectaron el líquido mortal cuando el director de la cárcel dio la orden sin sobreactuar energía, con algo de pudor.

La luz era escasa. Detrás de un vidrio oscuro, se ocultaban 16 personas que asistían a la ejecución. Poco después de que la sustancia comenzara a recorrer su cuerpo, él abrió los ojos con desmesura y luego los cerró. La barba pareció crisparse. Exhaló un débil: "Oh...oh" y el cuerpo convulsionó brevemente dos, tres veces. Después, el silencio y la quietud. Tras cinco minutos uno de los médicos se acercó y verificó la falta de signos vitales. Todo había culminado.

El 25 de junio de 1990, 35 años atrás, Ronald Genne Simmons moría en una prisión de Arkansas, ejecutado con la inyección letal tras ser condenado a muerte.

Fue el autor de la peor matanza familiar de la historia en Estados Unidos. Entre esposa, hijos, nietos, yernos y nueras asesinó a sus 14 parientes más cercanos. Después mató a una mujer que alguna vez lo había rechazado y atacó a tiros a varios antiguos empleadores (de los que solo logró matar a uno). Finalmente se entregó a la policía.

Ronald Gene Simmons junto a su esposa y algunos de sus hijos. 

Simmons se convirtió en uno de los mayores asesinos seriales de los años 80. En realidad, así como los esquimales tienen decenas de nombres para la nieve y sus diferentes formas y estados, los norteamericanos tienen múltiples variaciones para clasificar a sus asesinos masivos. No fue el típico asesino serial que mata, repitiendo el método, a diversas personas a lo largo del tiempo. Simmons ingresaría en la categoría de Spree Murder: esos que acumulan muchas víctimas fatales en un raid corto y no que matan en un periodo prolongado. Muchas víctimas en poco tiempo. Él acumuló sus 16 homicidios en tres días de fines de 1987.

Simmons y su esposa Becky invitaron a toda su familia a pasar la Navidad de 1987 juntos en su casa de Pope County, Arkansas. Cuatro de los hijos, todavía en edad escolar, vivían con los padres; los otros tres se habían casado y emigrado. Tras una invitación postal de la madre a cada miembro, todos confirmaron su presencia.

Ronald Simmons había estado varios años en el ejército y había sido condecorado en Vietnam. Después de un infancia difícil, la institución militar le dio un lugar de pertenencia. Luego de su regreso de Vietnam siguió trabajando en las fuerzas armadas durante casi una década. 

Al dejar el ejército, se desempeñó en diferentes trabajos menores en fábricas y negocios. Labores sin demasiada exigencia ni complejidad que hacía sin generar problemas ni destacarse. Era un hombre poco sociable, hosco y callado. Los vecinos de Pope County, lugar a que la familia se había mudado a principios de los 80, decían que solo lo veían cuando iba a comprar cigarrillos, cerveza y el diario.

Lo que nadie sabía en ese momento es que habían llegado hasta ese escondido lugar de Arkansas escapando de la justicia de Nueva México, su anterior lugar de residencia.

Simmons era buscado por la justicia por haber abusado y cometido incesto con su hija Sheila, de 17 años. La policía había recibido una denuncia anónima -que con el tiempo se supo que la había realizado uno de los hermanos de Sheila-. Hubo investigación judicial, participación de psicólogos, terapia familiar y cuando la justicia cercaba a Simmons, él impuso el traslado de la familia a Arkansas. Para el momento de la fuga, la familia tenía un miembro más, Sylvia, la bebé de Sheila que había nacido tras el incesto (luego se supo que Sheila quedó embarazada una segunda vez de su padre pero el embarazo fue interrumpido).

Ronald Gene Simmons, uno de los asesinos más conocidos de Arkansas, Estados Unidos. 

En Pope County los hijos mayores se independizaron mientras que los cuatro menores (sin contar a Sylvia, la hija/nieta) iban al colegio. Hasta la Navidad del 87.

El 22 de diciembre, último día laborable antes de ese fin de semana largo, Simmons comenzó la matanza que nadie sabe si fue planeada con demasiada antelación o se le impuso en esas últimas semanas. Algunos investigadores dicen que los amigos de los hijos contaban que él cada vez estaba más violento porque vislumbraba que había perdido poder sobre ellos, que no siempre obedecían sus órdenes despóticas y arbitrarias como antes.

Primero, Simmons mató de varios disparos, luego de golpearlos reiteradas veces -se supone que los agarró desprevenidos porque no había signos de defensa- a su esposa Becky y a Gene, su hijo mayor. Los forenses creen que primero los dejó inconscientes para después dispararles a la cabeza desde corta distancia. Esperó que los cuatro hijos que vivían con él (de entre 8 y 17 años) regresaran del colegio. Uno a uno los estranguló con sogas o cordeles de pesca apenas cruzaron la puerta de su hogar. 

Solo la mayor pareció resistirse. Cuando fueron encontrados todos tenían puesto los abrigos y los uniformes escolares; el de 8 todavía conservaba un chicle en la boca. Se supo que sumergió la cabeza de los cuatro chicos en un gran balde con agua para comprobar si todavía respiraban. Luego acarreó los seis cadáveres hasta una zanja larga y profunda que le había hecho cavar una semana antes a su familia con la excusa de instalar allí un nuevo baño.

Después, Simmons se abrigó y fue a un club privado a tomar unas copas. Pasó los tres días siguientes encerrado en su amplia pero desvencijada casa. El 26 de diciembre estaba prevista la llegada del resto de la familia. Fueron llegando puntuales. Los mató a todos apenas cruzaron el umbral de la casa. Hijas, hijo, nuera, yernos y nietos. A los menores los volvió a asfixiar. A los adultos les disparó con otra de las armas que tenía en su casa, una diferente a la de los asesinatos del 22 de diciembre. La que más disparos recibió fue Sheila: a ella le dio siete tiros. A estas nuevas víctimas no las llevó a la fosa común. Los puso en una prolija fila en el living de la casa, bien alineados y los tapó con abrigos, excepto a Sheila, la hija de la que había abusado: a ella la cubrió con las mejores sábanas de la casa. A los dos menores, los envolvió en un plástico y dejó sus cuerpos en un auto estacionado afuera de la propiedad.

Luego volvió a salir a tomar unas copas y se encerró en su casa. Convivió con los cadáveres de parte de su familia hasta el 28 de diciembre en la que sería su excursión final. Para terminar con la masacre necesitaba que fuera día hábil, que la gente retomara sus trabajos, detalla TN.

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