Entre siete salvajes atacaron a un adolescente en Alto Comedero
Una mujer invitó a la víctima a un encuentro con ella y luego los violentos lo atacaron en banda.
Un nuevo episodio de violencia extrema sacudió Alto Comedero este fin de semana: un adolescente fue brutalmente agredido por un grupo de al menos siete personas, algunos mayores de edad y uno identificado como profesor de rugby. El ataque ocurrió el sábado 15, luego de que una mujer invitara al joven a encontrarse con ella, en lo que fue una emboscada. Según los relatos, el grupo redujo al chico, lo golpeó ferozmente y lo dejó herido.
Pero la agresión no terminó ahí. El lunes 17, una nueva provocación llevó al joven a otro enfrentamiento: alguien lo invitó a pelear, y él aceptó acompañado por su padre para formalizar una denuncia. Sin embargo, incluso en ese momento acudieron nuevamente para agredirlo. Por este segundo ataque hay al menos dos personas detenidas, mientras que los otros agresores ya fueron identificados.
Lorena Núñez, la madre del adolescente, denunció que el dolor se repite y que la familia vive con "angustia y miedo": "No puede ser que esto siga pasando, que nuestros hijos sean víctimas de semejante brutalidad", afirmó con voz temblorosa. Para ella, como para muchos en la comunidad, el suceso revela que estamos muy lejos de superar este tipo de violencia: "Como sociedad nos falta mucho", agregó.
Por su parte, el abogado Dr. Juan José Peinado, que representa a la familia, subrayó que la gravedad del caso debería ser un llamado de atención para las autoridades y para la ciudadanía: "No podemos dejar pasar estos hechos como si fueran incidentes aislados. Cuando jóvenes son atacados así, y encima con un segundo golpe luego de que se intenta denunciar, estamos frente a un problema estructural. La justicia debe actuar con firmeza, y la sociedad debe reflexionar sobre cómo tolera esta violencia".
Este nuevo caso en Alto Comedero se suma a otros recientes en los que adolescentes han sido agredidos con saña, lo que plantea una pregunta urgente: ¿qué estamos haciendo mal? Las imágenes del joven golpeado, el trauma de la familia y la indignación colectiva exigen que dejemos de naturalizar la violencia. Porque, mientras no corramos el velo de la indiferencia, como sociedad realmente "nos falta mucho" para garantizar que cada joven pueda caminar sin miedo.


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