Q.E.P.D.

Mamá asesina mató a sus cuatro bebés y no está presa

Los angelitos inocentes no pudieron defenderse ante los salvajes ataques sistemáticos de la mujer. Se hizo conocida como "asesina serial"

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Tras 20 años absolvieron a "la peor asesina en serie", una mamá que fue condenada por la muerte de sus 4 bebés. Kathleen Folbigg agradeció a la ciencia por su liberación y darle respuestas sobre la muerte de sus hijos. 


La Justicia australiana anuló este jueves las condenas contra Kathleen Folbigg, una mujer que pasó dos décadas en prisión por el asesinato de sus cuatro bebés y que llegó a ser considerada "la peor asesina en serie" de su país. Había sido indultada en junio pasado gracias a una investigación genética que planteó dudas sobre su responsabilidad por la muerte de los niños ocurridas entre 1989 y 1999, que se deberían a problemas genéticos.

El Tribunal de Apelación Penal del estado de Nueva Gales del Sur determinó en su fallo la existencia de una "duda razonable" que justificaba la "anulación" de las condenas contra Folbigg por tres asesinatos y un homicidio.

"Por casi un cuarto de siglo enfrenté incredulidad y hostilidad. Sufrí abusos en todas sus formas", declaró Folbigg a la salida de los tribunales de Sidney.

"Estoy agradecida de que los avances científicos y genéticos me dieran respuestas sobre cómo murieron mis hijos", expresó ahogando lágrimas.

"Esperaba y rezaba para que algún día pudiera estar aquí con mi nombre limpio", continuó. "El sistema prefirió culparme a mí en lugar de aceptar que, a veces, los niños pueden morir y mueren de forma repentina, inesperada y desgarradora", lamentó Folbigg.

Al pedir que tanto el sistema como la sociedad reflexione "antes de culpar a unos padres por hacer daño a sus hijos", la mujer de 56 años confió en que nadie más tenga que sufrir lo que yo sufrí".

"El sufrimiento de una mujer inocente puede y debe ser reconocido y convertirse en un importante impulso para mejorar nuestro sistema judicial", declaró por su parte la abogada Rhanee Rego en declaraciones recogidas por la cadena pública ABC, en las que adelantó que pedirá una indemnización "sustancial" para Folbigg.

Folbigg se encontraba en libertad desde junio pasado cuando la gobernadora del estado de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley, firmara su indulto tras conocer las conclusiones de un informe del juez retirado Thomas Bathurst.

El ex juez- apoyado en una investigación genética coordinada por la española Carola García de Vinuesa- determinó que existían "dudas razonables" sobre la responsabilidad de esta mujer de 56 años, y además indicó que las entradas de su diario, que se usaron para incriminarla, "no eran admisiones fiables de culpabilidad".

Estas son las claves de este caso que acaparó la atención mundial y que abre la puerta a dar una nueva mirada científica a algunos de los juicios en todo el mundo contra padres acusados de infanticidio.

La muerte de los bebés de Kathleen Folbigg

Los hijos de Folbigg -Caleb, Patrick, Sarah y Laura- murieron entre 1989 y 1999 en Hunter-Newcastle, a unos 120 kilómetros de Sídney, cuando tenían entre 19 días y 18 meses, mientras estaban bajo su cuidado.

Casada en 1987 con Craig Folbigg, todo comenzó cuando Kathleen gritó a su marido la noche del 20 de febrero de 1989 "algo le pasa a mi bebé", al descubrir que su primogénito, Caleb, no respiraba. Murió 19 días después de nacer. Los bebés de Folbigg, Patrick, Laura, Caleb y Sarah, murieron por problemas genéticos. 

"Pasó de nuevo", lloró Kathleen Folbigg al pedirle a su marido que regresara a casa cuando su segundo bebé, Patrick, quien ya padecía de daño cerebral, ceguera parcial y ataques epilépticos, murió un 13 de febrero de 1991 a los ocho meses de edad.

En el tercer caso, Folbigg halló a su hija Sarah, de diez meses y medio, azul e inmóvil. Murió el 30 de agosto de 1993. Seis años más tarde, el 1 de marzo de 1999, su cuarta hija, Laura, fallecía a los 18 meses después de que su madre la pusiera a dormir la siesta.

Inicialmente, los expertos consideraron que Caleb y Sarah fueron víctimas de una muerte súbita y Patrick de un ataque de epilepsia, mientras dejaron como "indeterminadas" las causas del deceso de Laura, lo que abrió la puerta a investigar posibles infanticidios, detalla Contexto.

El diario incriminador

Las investigaciones penales comenzaron en julio de 1999, poniendo especial atención en el diario de Folbigg. En él escribió: "soy la hija de mi padre", en alusión a su padre biológico, quien mató a puñaladas a la madre de Folbigg en 1969, cuando ella era un bebé de 18 meses, después de que la mujer se fuera de casa.

Folbigg fue condenada con base en entradas de su diario íntimo. (Foto: gentileza The Sydney Morning Herald).

Folbigg, quien se separó de su marido en el año 2000, escribió en su diario: "Me siento la peor madre del mundo, tengo miedo de que me deje como lo hizo Sarah (su hija). Se que tenía poca paciencia y era cruel con ella a veces y se fue (murió)", o pasajes en las que achacaba que su estrés le hacía "hacer cosas terribles".

Estos textos, que fueron clave en su posterior condena en 2003 por el asesinato de Patrick, Sarah y Laura, así como el homicidio involuntario de Caleb, a 40 años de prisión, aunque en la revisión del caso realizado por el ex juez Bathurst se determinó que las entradas del diario "no eran admisiones fiables de culpabilidad".

Proceso legal

Folbigg, quien siempre ha defendido su inocencia, logró que el Tribunal Penal de Apelaciones le rebajara su condena en 2005 a 30 años, con derecho a pedir la libertad condicional después de 25 años de cárcel.

En 2008, las autoridades australianas ordenaron una investigación no judicial del caso, pero el entonces juez Reg Blanch, a cargo de la revisión, determinó que las evidencias contra la acusada, así como sus diarios, demostraban que Folgbigg había asfixiado intencionalmente a los menores.

La investigación científica que cambió la causa

El caso dio un giro en 2020, cuando un equipo de 27 científicos internacionales, coordinado por la inmunóloga española Carola García de Vinuesa y liderado por el danés Michael Toft Overgaard, concluyó que los decesos de los bebés de Folbigg podrían deberse a causas genéticas.

La investigación, publicada en la revista especializada "Europace", de la Asociación Europea de Cardiología, vincula una mutación genética (CALM2) de dos de los niños, con la muerte súbita cardíaca, así como constató que los niños portaban variantes raras de un gen que mata a roedores por ataques epilépticos.

El caso fue reabierto nuevamente a raíz de una carta enviada en marzo de 2021 a las autoridades australianas por un centenar de científicos, incluidos dos premios Nobel, para solicitar el indulto y la liberación de Folbigg.

"Es una buenísima noticia y un recordatorio de que el sistema judicial necesita escuchar más a la ciencia, y valorar más la aportación de la medicina genómica para entender la causa de muerte súbita y enfermedades raras, antes de culpar a las madres", dijo la científica española en un correo electrónico enviado a la agencia de noticias EFE.

No obstante, la científica española expresó que "desgraciadamente, sigue habiendo demasiadas madres acusadas de hacer daño a sus niños, en casos judiciales donde no ha habido un buen escrutinio científico".

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