La dura historia de una jujeña trans que se recibió de profesora de Química
Ana Villagra es de Palpalá y atravesó situaciones de hostigamiento y rechazo en el ámbito laboral.
Ana Victoria Villagra tiene 40 años y vive en la ciudad de Palpalá, es una mujer transexual que se recibió de profesora de Química y Merceología. En diálogo con El Tribuno de Jujuy contó lo difícil que fue ingresar al ámbito laboral y las dificultades por las que tuvo que atravesar por su condición sexual.
Actualmente vive en la ciudad siderúrgica y trabaja en dos establecimientos educativos que se encuentran en la localidad de El Aguilar. Vivió una vida signada por la discriminación de sus pares en el ámbito homosexual. En su niñez y adolescencia, al principio no tuvo mucho apoyo de sus padres pero con el tiempo lograron entenderla.
Terminó su secundario en la Escuela de Educación Técnica Nº 1 de Palpalá y se recibió de profesora de Química y Merceología en el Instituto de Educación Superior Nº 5 "José Eugenio Tello" a los 23 años.
Tras recibirse, inició la búsqueda para conseguir trabajo. Pero en su caso, la situación era distinta, porque ella sentía temor a que la rechacen o discriminen por ser transexual y eso no tardó en ocurrir.
Por recomendación de un compañero, dejó su legajo en una escuela privada que había abierto sus puertas recientemente. Se presentó y al entrevistarse con la directora notó algo raro, "me presenté y ella me anotó, pero cuando vio mi nombre se puso nerviosa. Ahí sentí el primer obstáculo, me dio a entender que la había engañado, que yo no reflejaba lo que decían mis papeles".
Para asegurarse de que era ella, le pidió con urgencia su certificado analítico, "me fui mal tras hablar con ella pero no bajé los brazos. Fui al Profesorado y solicité el analítico que me pedían para ese día. Ese trámite dura más pero muy gentilmente me lo dieron al instante y al contarles la situación me dijeron que esa directora me estaba discriminando".
Sobre su estadía en la institución comentó que todos la llamaban por su apellido porque su imagen no daba una representación masculina que sí llevaba en su nombre.
Hostigamiento y persecución. Mientras trabajaba allí consiguió un puesto dentro de una fundación donde brindaba clases de apoyo a estudiantes. Al poco tiempo se abrió un concurso para tomar docentes en una escuela pública de Mina El Aguilar, allí atravesó las situaciones más complicadas.
El director que se había comunicado con ella por teléfono cuando la vio empezó a hostigarla y a discriminarla por su apariencia. "Él pensaba que era una mujer y fue muy gentil. Pero cuando me vio, todo cambió. A los dos días me hizo un cuestionamiento muy feo, hasta me preguntó por cuestiones íntimas, me sentí mal e incómoda", añadió.
Lo peor fue "que tuve que hacer el cambio de identidad porque él me lo pidió y yo accedí. Yo no quería hacerlo, porque me parecía algo muy de moda. Es más, me trajo problemas por los trámites que tuve que hacer. Yo quería seguir con el nombre que me pusieron mis padres", indicó.
En ese sentido explicó que "había persecución y me acusaba de cualquier cosa. Cuando hizo un descargo habló de mi apariencia, no de mi condición".
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