Se picó

Las caras de espanto de Damián Betular al escuchar gritar a Antonio de MasterChef: "No puedo más"

El juez de MasterChef hizo un show de caras al escuchar cómo se gritaban los participantes a través del muro.

QPJ Zapping

Entrando en la etapa final, MasterChef se pone cada vez más competitivo y exigente. Hay muchas sorpresas, y los participantes deben reaccionar rápidamente a los diversos requerimientos del jurado.

A las exigencias de los distintos platos que deben cocinar, se suma la presencia de invitados especiales que, aunque se supone que vana ayudar a los participantes, a veces distraen y complican haciendo todo más difícil. Ése fue el caso en la noche del miércoles, cuando visitaron el set de MasterChef Vicky Xipolitakis, Juanse, Juario y el Turco García.

Para el desafío que les propusieron, los concursantes se dividieron en dos equipos separados por paneles que les impedía ver lo que hacía el otro grupo. También complicaba la comunicación, y el set se convirtió en un griterío tremendo.

Los más complicados fueron los que pertenecían al grupo de Antonio, Juanse, Daniela y Estefi. El salteño, que era el encargado de dar las directivas, no asumió el liderazgo y el equipo no tenía un rumbo claro.

Damián Betular decidió intervenir para poner un poco de orden, y le exigió que se hiciera cargo de las riendas del equipo. Pero sólo logró que el joven gritara cada vez más fuerte.

Vicky golpeaba el panel desesperadamente, pero Daniela no le contestaba. Finalmente le respondió, pidiéndole que esperara un poco ya que Juanse no había terminado con las zanahorias. Y le pidió a Antonio que definiera la cantidad de cubitos de tomate que iban a usar.

Los gritos de Tony asombraron a Damián Betular, que no pudo disimular su asombro y espanto. Muy expresivo como siempre, sus caras eran muy graciosas y reflejaban el caos reinante.

"Yo me acabo de tomar dos analgésicos porque estoy que no doy más", admitió Betular, en medio del bochinche. Y los tres jueces repararon en que Antonio gritaba contra el panel, por lo que su voz rebotaba y no llegaba nunca a sus compañeros del otro lado.

Sin embargo, y aunque le trataron de indicar que gritara hacia arriba, el salteño se hizo escuchar y pudieron terminar, a los ponchazos, el plato.

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