Por la igualdad

"Somos mujeres con pene": Una trans bailó desnuda y mostró su cuerpo

Es periodista, actriz, bailarina y creadora de una marca de bombachas para contener los genitales de mujeres trans.

QPJ JUJUY

Valeria Licciardi hizo el secundario a fines de la década del 90. En aquel entonces, los manuales escolares y las típicas láminas del cuerpo humano mostraban dos únicas posibilidades: el cuerpo de la mujer, el cuerpo del hombre, fin. El suyo -"nosotras tenemos un pene y dos huevitos, lo digo así, amorosamente, porque todavía sigue siendo fuerte cuando una habla de estas cosas"- no estaba representado en las aulas. Pasaron décadas de aquella ausencia, y, sin embargo, poco de eso cambió.

Valeria tiene ahora 37 años y varios ítems en su currículum. Es "ex Gran Hermano 2015´´, algo que no quería ser pero de lo que no reniega, al contrario: fue la forma que encontró de mostrar a una chica trans común y corriente -ni glamorosa ni capocómica- interactuando con hombres heterosexuales, blancos y cisgénero (lo opuesto a transgénero, por ejemplo, tener pene e identificarse hombre).

Así se hizo espacio después para lo que sí quería hacer, que era trabajar como periodista, actriz, bailarina. Fue, de hecho, en esta última faceta que bailó desnuda en varios escenarios de prestigio, por ejemplo, el Teatro San Martín. "¿Para qué?", es algo que Valeria contestó en una nota de aquel entonces: "Para que puedan ver que también existen las mujeres con pene".

En esta entrevista con Infobae Valeria recorre el tema y lo atraviesa: qué sentía en la infancia y en la adolescencia cuando miraba su cuerpo en el espejo y lo importante que fue que ningún amor le dijera "te quiero, pero te quiero con vagina". Cuenta para qué eligió mostrar su cuerpo como es y la razón por la que creó una marca de ropa interior para cuerpos de mujeres trans y travestis "como son, sin fantasías".

"Yo pertenezco a una generación en la que, lo que podíamos ver como representación de personas trans en los medios, era Cris Miró o Flor de la V. El discurso que resonaba en ese entonces era ‘nací en el cuerpo equivocado', y una un poco que repetía eso, aunque sin saber bien lo que significaba", desanda.

"Pero a la vez, algo me hacía notar que no era que yo estaba disconforme con mi cuerpo sino que la sociedad tenía problemas con mi cuerpo. Yo me paraba frente al espejo y no odiaba mis genitales".

No le sucedió, como sí relatan algunas otras travestis y trans, esto de buscar tijeras y querer borrar los genitales que, se suponía, una nene o una chica no debía tener. "No sentí odio pero sí incomodidad, en el sentido de que no sabía si eso que tenía ahí me correspondía. En algún momento sí sentí que operándome y teniendo una vagina podía insertarme en la sociedad, pero eso duró muy poco", sigue.

Duró poco y no se hizo la cirugía de reasignación sexual llamada vaginoplastia -cree- por dos razones: haber estado siempre acompañada por su familia "y porque a la hora del despertar sexual estuve con una persona que aceptaba mi genitalidad como era. Fui afortunada, eso me dio seguridad, y me parece fundamental, porque en ese despertar sexual te podés cruzar con alguien que te haga mal a la psiquis, alguien que te diga ‘yo te quiero, pero te quiero con vagina'".

Y agrega: "Me ha pasado de conocer a un chico, no hace mucho, y que me dijera ‘lo que me gusta de vos es que puedo andar con vos por la calle, sos una chica pero en la intimidad sé que tenés pene'. Comprendo que lo dijo como un halago pero en realidad eso es súper violento".

A diferencia de muchas otras travestis y mujeres trans, Valeria contó con el acompañamiento y amor de su familia

Dice que supo escucharse, por eso nunca necesitó hacerse una cirugía de reasignación sexual

La dificultad de reconocer los cuerpos travestis y trans como son hizo que muchas hayan sentido, o aún sientan, la necesidad de esconder sus genitales para encajar en un estereotipo, aún cuando eso provoque dolor o lastime.

"Si una se pone a pensar, no ves cuerpos travestis y trans en los manuales escolares, en las láminas de educación sexual, en los hospitales, tampoco en las playas con traje de baño. Cuando los cuerpos no se visibilizan pensamos que no existen o que están mal", explica Valeria. Es por eso que, en 2018 creó Naná, una marca de bombachas (a veces las llaman tangas o trucadoras) pensadas para esos cuerpos.


Y sigue: "Es una bombacha pensada para travestis y trans que aceptan sus cuerpos y necesitan una prenda de ropa interior especial para cuidar y proteger algo que vino con nosotras", cuenta. "Nosotras tenemos un pene y tenemos dos huevitos, lo digo así como medio amoroso porque todavía sigue siendo fuerte cuando una habla de estas cosas".

"Las nuevas generaciones ya no quieren ser iguales al resto, como cuando yo era chica", dice. Por eso buscan información más allá de los manuales escolares y levantan la bandera de la diferencia. "Ahora veo muchísimas chicas trans y travestis en Tik Tok que se muestran de una manera que yo no había visto nunca. Dicen ‘yo tengo pito, ¿qué te molesta?'. Hacen alarde de sus cuerpos como son, hablan de ellos con orgullo, a mí eso me parece hermoso".

Comentarios

  • Zancheta

    Demasiado largo el discurso para decir lo que todos sabemos .sos un tipo al que le gustan otros tipos o sea sos un travesaño

    Ver más

    Responder

Tucomentario

Nombre

Más de Sociedad