Aterrador

La leyenda de La Salamanca, la cueva donde se pacta con el diablo

Su ubicación exacta es un misterio, aunque se cree que está en Santiago del Estero.

QPJ JUJUY

La vieja historia de que alguien que tiene destreza con algún arte u oficio hizo un pacto con el diablo se explica en algunas provincias del norte argentino a través de la leyenda de "La Salamanca"

Según Contexto, se trata de una cueva donde brujas y demonios (y animales y monstruos, como se verá) dan rienda suelta a sus celebraciones, unas verdaderas bacanales donde corre el aguardiente, los bailes desenfrenados, la música a todo volumen, toda suerte de brebajes que operan como estimulantes para los asistentes y naturalmente, el sexo.

Todo indica que la cueva de La Salamanca se encuentra en Santiago del Estero, lo cual es algo raro, si tenemos en cuenta que la geografía de esa provincia carece de elevaciones montañosas. Con todo, muchos adictos al saber popular dicen que el sitio estaría escondido entre las breñas que rodean a Salavina, el pueblo santiagueño famoso porque es la cuna de la chacarera y ha dado músicos notables.

Por eso dicen que ese virtuosismo es fruto de ese pacto con el demonio. Ahora bien, toda esta historia es más compleja de lo que parece. Como se dice, vulgarmente, "la casa se reserva el derecho de admisión", de modo que entrar a la cueva no es para cualquiera. Solo puede encontrar la entrada aquel que conoce la palabra que la hace visible. O sea, una suerte de "¡Ábrete, Sésamo!" y ya está el conjuro para entrar.

No se sabe dónde queda exactamente, pero La Salamanca vive en el mito popular y la tradición norteña (Imagen Adobe Stock).Por: Sergio - stock.adobe.com

Pero una vez adentro (y acá nos basamos en una parte de esta historia que nos viene de los indios guaraníes), el aventurero debe pasar sí o sí por tres pruebas iniciáticas que te las regalo: la primera consiste en resistir el ataque de un chivo maloliente de ojos rojos, la segunda en aguantar los anillos de una enorme serpiente peluda llamada viborón o culebrón y la última, vencer a un horrible basilisco criollo (criatura mitológica como un gusano gigante de un solo ojo centelleante que te paraliza con la mirada).

Ahora bien, ¿Cuál sería entonces el beneficio del audaz que se anime a ingresar a esta cofradía si tantos y tan poco amables son los requisitos de bienvenida? Lo que pasa es que La Salamanca, como se dijo, es un lugar diabólico. Por eso, el que manda allí es Zupay, el diablo, en idioma quechua. Allí, el ángel caído enseña sus artes y es el lugar donde las brujas realizan sus reuniones tres veces por semana. Y, como veremos, es la escuelita donde recibirán los dones los que se inician en la práctica del maleficio, o los que van a aprender toda suerte de maña, destreza o habilidad. Por eso, no hay provincia norteña donde muchos no crean a pie juntillas la existencia de este antro.

Según la imaginación popular, allí van desde el famoso cantor o guitarrero hasta el bailarín del pago, desde la moza que enamora a todos los hombres que quiere hasta la vieja bruja experta en la preparación de "gualichos" para hacer daño. La lista es grande. La curandera también es probable egresada de La Salamanca, lo mismo que el gran cazador o domador, aquel que piala con destreza en el rodeo, aquel que es imbatible en las carreras cuadreras y, en general, todo aquel que se ha destacado en la pelea, el amor, o en el trabajo. Pero no avancemos porque recién ingresamos a la antesala de La Salamanca.

Me contaron en Catamarca, algunos que si no anduvieron adentro le pegan en el palo, que a la cueva, el iniciado debe entrar desnudo. Eso, como la primera regla. Luego, será guiado por un cuervo por un largo pasillo y en el camino debe escupir sobre una imagen sagrada, generalmente un crucifijo de grandes dimensiones que está colgado al revés, cabeza abajo.

El aventurero debe pasar por tres pruebas iniciáticas: resistir el ataque de un chivo maloliente de ojos rojos, aguantar los anillos de una enorme serpiente peluda y vencer a un horrible basilisco criollo.

Como se ve, hay que tener mucho valor para encarar esta incierta aventura. Recién entonces, el hombre o la mujer están en condiciones de ingresar a la gran sala de piedra que está iluminada por lámparas a base de aceite humano.

Comentarios

  • Eliot

    MMM suena a provi! ???

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