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Varias de las estrellas de nuestro seleccionada atraviesan un mal momento

Vitales en la estructura del conjunto albiceleste, la actualidad de los tres históricos en sus clubes no puede ser más preocupante: el arquero ataja menos que nunca, el extremo está tapado por las estrellas de PSG y el Jefe se va a China.

Jorge Sampaoli nunca pensó en desentenderse de la base histórica de la selección argentina. No iba a prescindir de una generación a la que admira. Entre ellos,Sergio Romero,Javier Mascherano y Ángel Di María, tienen el pasaje garantizado al Mundial de Rusia. Pero el entrenador ya no tapará el sol con la mano: juegan poco, muy poco, y el conductor de la selección está inquieto. Desplazados en sus clubes y titulares para la Argentina, la ecuación no cierra. El final del año no podía ser peor. Diciembre fue fatal para ellos: Mascherano no jugó ni un minuto en Barcelona, Romero quedó eliminado de la única copa en la que tenía asegurada la titularidad en el United y Di María ni ingresó en las dos últimas fechas del París Saint Germain en la Liga francesa.

El director técnico argentino distingue en Di María su condición de “irrepetible”. Para el técnico, no hay un sustituto natural. Quizá Marcos Acuña, pero para él tiene otros planes desde algunos metros más atrás. Pura verticalidad, Di María puede recorrer la banda, vital para la propuesta de Sampaoli. Y un plus que, según el cuerpo técnico, ningún compañero ofrece: es el que mejor se entiende con Messi.

Pero a un mes de cumplir 30 años… juega poco en PSG. Eso le quita ritmo, le agrieta la confianza. Ésta, la tercera temporada en París, es la más esquelética en minutos. Paradoja: el DT Unai Emery lo tiene muy en cuenta, pero como pieza de recambio. Aunque el tridente Mbappé, Cavani y Neymar es intocable, el técnico español quiere al rosarino en el plantel. Fideo es una opción para los segundos tiempo o los partidos menos trascendentes, a tal punto que nunca fue titular en la actual Champions, la auténtica obsesión del club. Di María no está a gusto y su alternancia inquieta a Sampaoli.

Además, flota un tema económico: PSG necesita caja por el fair play financiero que lo acosa, pero no piensa regalar a Di María. Puede transferir al volante brasileño Lucas Moura y hasta al argentino Pastore, pero por el rosarino le pagó al United 63 millones de euros y no lo venderá por menos de 50 millones, según confiaron en L’Equipe, ante la consulta de la nacion. A Barcelona le rechazó una oferta de 40 millones hace seis meses. Entre Emery que lo aprecia como repuesto y PSG que no regalará a su joya del mercado 2015/16, Di María parece enjaulado en su presente. Los daños colaterales bañan a la selección.

Sergio Romero es un problema. “Ahí tenemos algún inconveniente”, admitió Sampaoli a finales de noviembre. Desde entonces, el panorama todavía empeoró porque Manchester United fue eliminado de la Copa de la Liga, la única competencia en la que el arquero era titular. Las proyecciones son muy sombrías: el DT José Mourinho seguirá confiando en el español David de Gea en la Premier League y en la Liga de Campeones. En algunos días comenzará la participación de los Diablos en la FA Cup: si Mourinho no le presta el arco, Romero ya no tendrá competencia hasta el Mundial.

Al final de la temporada 2013, Romero había completado 33 partidos en Sampdoria…, una continuidad que nunca más iba a disfrutar en su carrera. De repente, el mundo se paralizó. Ni en Monaco, ni en el regreso a Sampdoria ni en los tres años siguientes en Manchester volvió a sentirse importante. Sin embargo, tanto aislamiento en los clubes encontró refugio en la selección. Un fenómeno que resistió tendencias y el paso del tiempo, porque Sabella fue el primero en preocuparse. Luego, compartieron el punto de vista Martino y Bauza. Pero una y otra vez, atajó Romero. Siempre resistió.

El ex arquero de Racing, que el mes próximo cumplirá 31 años, desborda compromiso y sentido de pertenencia, dos activos que siempre cotizan alto. Sampaoli sabe, también, de lo trascendente que es en el ecosistema del grupo. Tan cierto como que antes Andújar, Pozo y Orion, y ahora Guzmán, Marchesín o Rulli, nunca se presentaron como competidores realmente desafiantes.

Javier Mascherano no quería seguir en Barcelona. Siete años y medio después de haber llegado desde Liverpool, sentía que su tiempo en el club se había terminado. Lo corría además el reloj de la impaciencia: a los 33 años, su cuarto Mundial podía convertirse en una ilusión rota si no conseguía recuperar minutos de competencia. No los tiene en su equipo, porque el técnico Ernesto Valverde le asignó un lugar: el banco.

Así las cosas, con el francés Samuel Umtiti y el belga Thomas Vermaelen delante suyo, el que acumula 14 títulos en el club consiguió lo que buscaba: desde fines de enero (como máximo) será parte del Hebei Fortune de la Superliga china, en el que compartirá plantel con Ezequiel Lavezzi y será dirigido por Manuel Pellegrini. Aunque ese no sea su objetivo, el reencuentro con el técnico chileno significará dar los trazos que cierren el círculo de su carrera: fue él quien lo hizo debutar en la Primera de River el 3 de agosto de 2003, cuando ya lo había hecho en la selección mayor. El destino que eligió Mascherano lo saca del mapa de la alta competencia, algo que el volante ya no quería: descartó una oferta de Inter hace seis meses y otro sondeo de Juventus. Pero la salida china, además de dólares, incluye la posibilidad de escapar del stress que el subcapitán de la selección ya no soportaba.

Su plaza para ir a Rusia no está en riesgo para Sampaoli. Sí lo inquieta saber qué Mascherano encontrará cuando se reúnan en la recta hacia al Mundial. El actual le deja dudas: lo ve con una falta de ritmo competitivo necesario para ser uno de los tres defensores titulares. Por eso, por más que hubieran deseado que pasara a otro club europeo, vieron con agrado que se concretara su salida de Barcelona. “En un club chico o en el patio de su casa, pero lo más importante para un futbolista de esa edad es jugar”, dijo hace unos días Diego Simeone, en referencia al caso. Lo hará a partir de que se instale en Qinhuangdao, una ciudad de 3 millones de habitantes ubicada a 300 kilómetros de Pekín y a 5961 de Bronnitsy, allí donde vivirá la selección durante el Mundial. A Mascherano no le parece tan lejos: está convencido de que a veces el camino más largo es el mejor.

Los Otros Casos Que Mira El DT

Dybala, el redimido. El delantero de Juventus venía de tener escasa o nula participación en los últimos partidos de Juventus, consecuencia de cierta tirantez con Massimilano Allegri, el entrenador. Hasta el sábado: la Joya regresó a la titularidad y marcó dos goles contra Hellas Verona, de visitante. Un alivio para Sampaoli, que cuenta con él como el jugador número 12.

Las dudas con Banega. Pasó de ser el mediocentro elegido por el DT, el que iba a marcar el estilo del equipo, a suplente. Figura en Sevilla, no logra trasladar su importancia a la selección. En la temporada europea mantiene el protagonismo (lleva 23 partidos con 3 goles y 4 asistencias) y aspira a ganar un puesto en danza para el Mundial: el de interior izquierdo.

La conexión Lo Celso-Pastore. El volante rosarino tuvo su bautismo en la selección en la última gira y se ganó el derecho a tener otra oportunidad: ocurrirá en marzo, ante Italia y España. Javier Pastore, uno de sus compañeros en PSG, quiere salir del club francés para tener minutos en otro lado y poder pelear por un espacio en la lista mundialista. Los dos juegan en la zona de la cancha con más interrogantes.


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