Ingirió veneno en Bolivia y la mandaron a Jujuy para que la atiendan pero no llegó

Poco tiempo pasó desde que un grupo de amigos denunció el abandono por parte del sistema de salud de Bolivia al profe Alejandro Benítez, quien murió en el vecino país por solo tener pesos argentinos, y como sabemos, no se adoptó medida alguna. Ahora, un nuevo hecho vuelve a poner en duda el cumplimiento del acuerdo de reciprocidad sanitaria que alguna vez firmaron autoridades de ambos países en el año 2019.

Camila Montesino tenía apenas 23 años y llegó a La Quiaca en grave estado de salud tras haber sido derivada del hospital San Roque en Villazón. En el hospital Jorge Uro de nuestra ciudad fronteriza, los profesionales realizaron un duro trabajo para lograr estabilizarla, pero la gravedad del cuadro exigía el traslado de urgencia al hospital Pablo Soria. En el trayecto, la joven sufrió otra descompensación por lo que la ingresaron de urgencia al hospital de Humahuaca, donde falleció.

Tras averiguaciones con familiares y tras examinar el cadáver los médicos a prima facie determinaron que la víctima habría ingerido veneno para roedores mientras estaba en Bolivia, pero no se sabe por qué razón los médicos del vecino país no realizaron las primeras intervenciones como un lavado de estómago a fin de evitar que el veneno continúe en su organismo, y decidieron sacarla de sus país para que sea examinada en el hospital de La Quiaca.

Es por esto que el Ministerio Público de la Acusación (MPA) inició una investigación de oficio, a fin de determinar si hubo una decidía por parte de los médicos de Bolivia o del lado argentino. En tanto se prevé para las próximas horas la autopsia de rigor al cuerpo de la joven.

Días atrás, la directora del Hospital Jorge Uro, Fernanda Elías, fue una de las primeras en denunciar los incumplimientos al acuerdo de reciprocidad sanitaria. En ese momento, la profesional recordó un caso en el que el paciente había sufrido un ACV en Villazón y fue cruzado por un paso clandestino hacia La Quiaca, donde recibió atención médica.

Mientras la discusión de si cobrar o no la Salud sigue y hasta el INADI se mete en ella para determinar si resulta legítimo o no; la dichosa reciprocidad sanitaria sigue en entredichos plasmada en un papel con la firma de funcionarios que no han velado por su cumplimiento y sus sucesores tampoco. 

Las promesas vacías se han cobrado vidas y las fotos de supuestos "pueblos hermanos" no resultan suficientes para garantizar un trato digno a los ciudadanos argentinos que lamentablemente tienen que caer en el paupérrimo servicio de salud del vecino país.